Picado por la curiosidad y ante un símil de “Las Tesis de Mao” en la actualidad, me embarqué de lleno en el documental de referencia, no sin dejar ilusionarme en encontrar “La punta del Ovillo” del pensamiento no explícito de los jóvenes turcos.
El documental se puede ver en la plataforma Netflix, es de este año 2020, consta de una sola temporada, con cuatro episodios de, aproximadamente, 40 minutos cada uno. Técnicamente es prolijo, no innova: el planteo del tema, reportajes a periodistas, políticos, representantes de las fuerzas de seguridad y filmaciones varias con escenas de dramatización que van ilustrando e hilvanando diferentes hipótesis.
Una síntesis del tema arranca desde el año obligado de 1989 con la caída del Muro de Berlín, lo cual da inicio al proceso de reunificación alemán, que después de los festejos y las celebraciones, enfrenta al gobierno de Helmuth Kohl, el entonces Canciller de Alemania Occidental, a la titánica tarea de tener que introducir a las regiones de la Alemania del Este a la economía de mercado.
Se hace necesario desmantelar el sistema socialista de empresas del estado y eso conllevara un proceso doloroso en cuanto a desocupación y desmantelamiento de un sistema que atrasado y al borde de la implosión (reiteran con insistencia de adoctrinamiento), que el sistema era inviable y que de no hacer nada impresionaría a más tardar en el 91 ó 92, precisión bola de cristal); pero los alemanes del este estaban acostumbrados aunque aún con inconvenientes vivían en un régimen que garantizaba a sus habitantes casa y empleo.
Una exmiembro de la Fracción del Ejército Rojo (RAF) también conocido como el grupo Baader-Meinhof con activo accionar en los 70, se refiere a la oferta capitalista sintetizando con una pregunta retórica “¿Quién necesita 20 gustos de yogurt? Antes teníamos de fresa y vainilla y todo estaba bien”.
EL HOMBRE ELEGIDO PARA LA APERTURA ECONÓMICA
Detlev Karsten Rohweder, es el hombre elegido y enviado por el Canciller Kohl para la apertura económica. Este era un empresario exitoso, destacado en la labor que permitió que Alemania occidental lograra exportar tecnología nuclear y, en 1979 fuera nombrado director del grupo siderúrgico Hoesch AG, responsabilidad esta que abandona a solicitud del Canciller, con quien tenía gran afinidad, para trasladarse a Düsserdolf a fin encarar la tarea que terminaría costándole la vida.
La tarea no era sencilla, debía hacer competitivas más de 23.000 fábricas de la ex RDA; un requisito indispensable para que pudieran participar de los mercados internacionales.
Había que desprenderlas de las pesadas y antiguas estructuras burocráticas heredadas del régimen comunista y lograr la modernización del pesado aparato productivo.
Con este objetivo comienza un intenso proceso de privatización de empresas de propiedad pública. Para eso se crea un organismo público de privatizaciones, el Treuhand. Este tenía un doble objetivo: por un lado, vender lo más rápido posible las empresas implicadas; por otro, conseguir el mayor número de interesados para así poder imponer determinadas condiciones, como por ejemplo, las que afectaban el empleo.
Se estableció que la venta negociada sería el procedimiento estándar y que en caso de que no hubiera ofertas aceptables, se procedería a liquidar la empresa. Este organismo tuvo a su cargo 23.500 empresas, de las que 15.000 fueron privatizadas, 4.500 fueron reprivatizadas a sus antiguos dueños, 500 fueron absorbidas y 3.500 cerradas.
El asesinato de Rohwedder deja a las claras las tensiones que surgieron en la sociedad; un dato habla a las claras, en los comienzos del proceso de transformación la desocupación asciende al 45% en la ex RDA. Las movilizaciones contra el nuevo modelo fueron cada vez más masivas y agresivas; se reprimía con violencia, pero cada lunes los manifestantes se volvían a reunir, llegando ser más de 100 mil personas las movilizadas.
El crimen nunca fue aclarado, algunas teorías apuntan a una fantasmática “tercera generación” de la RAF, otra hipótesis es que fue un atentado de la Stassi, la fuerza de inteligencia de la la ex RDA, y hasta una tercera que habla del chivo expiatorio.
Esta última teoría del chivo expiatorio es la menos desarrollada en el documental y estaría ligada a poderosos empresarios y políticos cercanos al poder de Alemania Occidental. Y esta parece ser la expresión más creíble.
Después del asesinato, al primer lunes, la concentración se produce, los oradores realizan un minuto de silencio en homenaje a la víctima sacrificial y nunca más vuelven a movilizar. El proceso avanza y culmina con relativo éxito.
René Girard y el chivo expiatorio que explica el origen de la cultura, vuelve a cumplirse. Hay una víctima sacrificada, ha sido inmolada en el altar del deseo mimético. El proceso vuelve a reiniciarse. El mito comienza a construirse.
