Ese embarque extraordinario de vacunas es una respuesta acotada a la demanda que existe en todo el país cuando se aproxima el otoño y es muy probable que la segunda ola de la pandemia ejecute su faena entre los grupos de riesgo que aún no fueron inoculados contra el COVID-19.
Serán 500.000 dosis de Sputnik V que se sumaran a las 3 millones de dosis de Sinopharm que llegarán desde Beijing antes que concluya marzo. Una cantidad escasa frente a las 51 millones de dosis que se necesitan para vacunar a la mayoría de los argentinos en condiciones de sufrir el contagio de COVID-19.
Y no hay más vacunas a la vista. Es probable que arribe un cargamento de Oxford-Astrazeneca a comienzos de abril, pero todo dependerá de los niveles de producción mundial y de la capacidad de negociación del Gobierno para acceder a millones de dosis que son requeridas a nivel global.
Carla Vizzotti, ministra de Salud, y Cecilia Nicolini, asesora presidencial, ultimaron los detalles para lograr ese embarque extraordinario desde Moscú. Cuando la ministra tuvo confirmación de la cantidad de dosis, habló con Horacio Rodríguez Larreta, jefe del Gobierno porteño, quien había revelado a los medios de comunicación que las vacunas para la Ciudad de Buenos Aires se agotarían hacia fin de semana.
“Mañana (por hoy) sale un avión de Aerolíneas Argentinas a Moscú, y traemos 500.000 dosis”, aseguró Vizzotti a Rodríguez Larreta.
La Casa Rosada firmó con Sinopharm un contrato flexible por 30 millones de dosis. Y eso implica que la Argentina puede comprar acorde a su necesidad, y no es necesario adquirir la totalidad de las vacunas previstas en el acuerdo comercial.