La gestión de Mariano Arcioni depositó el jueves pasado los haberes correspondientes al mes de julio para empleados públicos y jubilados. El monto que transfirió a los más de 60.000 agentes activos y pasivos superó la barrera de los 10.000 millones de pesos por primera vez en la historia, para ubicarse en los $ 10.300 millones.
Para entender el impacto económico de esta cifra mensual que necesita el Gobierno del Chubut solo para cumplir con obligaciones salariales, es necesario analizar cómo fue avanzando la masa salarial durante los siete meses del 2022.
El año abrió con una masa salarial en el orden de los $ 6.200 millones. Seis meses después, el Ministerio de Economía que conduce Oscar Antonena necesita $ 4.100 millones extra para cumplir en tiempo y forma con los salarios de los empleados públicos de Chubut.

Esta diferencia entre enero y julio de 2022 representa un crecimiento en la masa salarial del 68 por ciento, como consecuencias de aumentos acordados entre los gremios estatales y el gobierno provincial.
En febrero, el Gobierno otorgó un aumento del 20%, que provocó que la mala salarial trepara a los $ 7.469 millones
En abril de este año, los sueldos del Estado Provincial se llevaron $ 8.526, producto de otra suba en los haberes acordada con los docentes, que contempló un 8% en marzo, un 7% en abril y un 6% en mayo.
En el quinto mes de 2022, el Ministerio de Economía que conduce Oscar Antonena necesitó reunir $ 8.970,5 millones para cumplir con las obligaciones salariales de todos los trabajadores estatales.
Los haberes de junio que fueron abonados los primeros días de julio, implicaron una erogación total de $ 9.423 millones.
Por último, los sueldos de julio que se pagaron el jueves pasado 4 de agosto, significaron para el Gobierno del Chubut un flujo de dinero de $ 10.300 millones.
¿CÓMO SE PAGAN LOS AUMENTOS SALARIALES?
Antonena viene aplicando desde el año pasado una ortodoxia económica clara, luego de los desajustes previos que le tocó afrontar desde que asumió en agosto de 2019.
La doctrina que llevó adelante fue cruda, pero necesaria en una época donde las finanzas de Chubut estuvieron al rojo vivo, a tal punto que el Gobierno consolidó un esquema de pago escalonado de hasta dos meses y medio de sueldos atrasados en el Estado Provincial.

La explosión en las cuentas que provocaron los famosos acuerdos salariales de febrero y marzo de 2019 cuando los ministros de finanzas eran Alejandro Garzonio y posteriormente Luis Tarrío, generaron un crack económico casi sin precedentes en la Provincia.
En ese marco, Antonena aplico un fuerte ajuste en materia salarial. Por ejemplo, en 2020, no hubo aumentos salariales, tuvo que recurrir en forma permanente a la colocación de deuda en el mercado doméstico, cerró el grifo para los gastos superfluos y apeló al refinanciamiento del bono internacional de mayor volumen y a Letras del Tesoro (renovación) para intentar acomodar los números.
Desde mitad del año pasado a la actualidad, la economía de Chubut tiene cierto equilibrio. El déficit fiscal cayó drásticamente, los sueldos se pagan en tiempo y forma y la recaudación por vía de la coparticipación, las regalías petroleras y los fondos propios está prácticamente a la par de lo que exigen los sueldos.
En este contexto, el crecimiento salarial por ahora puede financiarse con el aumento de la coparticipación, la suba del dólar y del barril de petróleo y el aumento en la recaudación propia por impuestos y tasas, pero desde Economía saben que los números “son muy finitos”. Demasiado.
Por eso, no quieren repetir la receta del 2019, que estimuló una de las crisis económicas y financieras más grandes de Chubut.