Bukele, que proclamó su victoria en las elecciones generales de ayer al atribuirse más del 85% de los votos, impuso un régimen de excepción en marzo de 2022 que suma casi 76.000 detenidos, como parte de una “guerra” contra las peligrosas pandillas de El Salvador.
En un comunicado, Blinken afirma que “espera trabajar” con Bukele, que asumirá en junio su segundo mandato y quien presumió de haber pulverizado a la oposición al ganar casi la totalidad de los escaños del Congreso gracias a su polémica política de seguridad.
Pero Blinken insistió en que “de cara al futuro, Estados Unidos seguirá dando prioridad a la buena gobernanza, la prosperidad económica inclusiva, las garantías de un juicio justo y los derechos humanos”.
Con esta declaración, el funcionario del gobierno del presidente Joe Biden pareció aludir en forma elíptica a las denuncias que realizan organizaciones como Amnistía Internacional y Human Rights Watch sobre las detenciones arbitrarios, torturas y muertes en prisión, en el marco de los casi dos años de estado de excepción.
En tanto, el secretario de Estado elogió la labor de los observadores electorales y calificó de “sólida” la relación “con el pueblo de El Salvador, forjada a lo largo de 160 años y construida sobre valores compartidos, lazos regionales y conexiones familiares”.
“Solo trabajando juntos podremos alcanzar todo nuestro potencial y superar los mayores obstáculos” en América Latina y a nivel mundial, afirmó Blinken, quien estima que “los acontecimientos en El Salvador tienen un impacto directo en los intereses de Estados Unidos”, informó la agencia de noticias AFP.