Gustavo González, presidente de la entidad, expuso con claridad una problemática que va más allá de los números: la falta de infraestructura para procesar localmente el recurso en su totalidad.
“Desde la Cámara CAFACh y los empresarios creemos realmente que no hay que seguir aumentando el esfuerzo pesquero y seguir poniendo barcos y aumentando las capturas, cuando inclusive hoy no tenemos la capacidad de procesar dentro de la provincia lo que estamos pescando”, advirtió González, poniendo en el centro del debate una cuestión crítica para la producción y exportación de la actividad.
A pesar de los buenos resultados de la temporada actual, el dirigente señala que la infraestructura provincial enfrenta un cuello de botella: “Ya hay un problema los días sábados, dónde ponemos el pescado. Incluso en días normales hay más cantidad de pescado que capacidad para procesarlo. No estamos siendo lo suficientemente productivos de lo que podríamos”.
La provincia exporta actualmente langostino en su forma más básica: clasificado en cajas de dos kilos, descabezado o en bloques.
“Hoy estamos haciendo un proceso primario, y eso hace que exportemos un producto que vale entre 5.500 y 7.500 dólares la tonelada a otros países que, después, generan productos de valor agregado que alcanzan los 13.000 dólares por tonelada, empleando más del doble de personas de las que tenemos trabajando en la pesca”, señaló el empresario.
Entendiendo esto es que insiste en que el problema no radica en la cantidad de langostino capturado, sino en cómo se gestiona y procesa: “Si lográramos ser más productivos internamente, podríamos, con la misma cantidad que estamos pescando y cuidando el recurso, duplicar las fuentes de trabajo y aumentar los niveles de divisa por exportación”.