Si hay un producto que llega masivamente a todos los consumidores argentinos, más allá de estrato social, sexo o edad, son los teléfonos celulares. Basta con ver en qué están ocupados todos los pasajeros en cualquier transporte público.
Todos los fabricantes de equipos tienen puesta la mira en ese mercado. Y por eso se hizo más frecuente la llegada al país de nuevas marcas que buscan romper la hegemonía de Samsung y Motorola, que concentran las preferencias de los usuarios locales, por delante de TCL y Xiaomi.
El desembarco más reciente lo protagonizó el gigante chino de smartphones Realme, cuya participación en el mercado mundial viene creciendo aceleradamente: superó hace muy poco la barrera de los 200 millones de usuarios. Sus teléfonos están presentes en China, India, el sudeste Asiático, Europa, América Latina, Medio Oriente y África.
De esta forma, Realme se suma a una oleada de arribos de marcas chinas desconocidas hasta ahora para los argentinos, como Oppo, Nubia, Tecno e Infinix.
Lo que da mayor relevancia al desembarco de Realme es que llega de la mano de la empresa cordobesa Telecomunicaciones Fueguinas, con la promesa de empezar a ensamblarlos en el país tras una primera etapa puramente importadora.

Esta firma se encargará de la fabricación, comercialización y distribución desde su planta en Río Grande, en Tierra del Fuego, en la que supo fabricar para marcas como Motorola, Philips y Kyocera, lo que habilita sus credenciales para suponer que es el socio adecuado para Realme.
Esta alianza estratégica demandó casi un año de gestiones: comenzó a negociarse a principios de 2024. Pero lo que aceleró las definiciones fue la oleada de marcas chinas que fueron llegando a lo largo del año y traccionaron a sus competidores que no quieren quedarse afuera del negocio.