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Titulares

Chubut fue la provincia del país que menos fondos discrecionales recibió durante 2023: La distorsión de una caja que se maneja “políticamente” y no premia el mérito

Neuquén triplicó a Chubut, mientras que Santa Cruz embolsó dos veces y media más durante todo el 2023. Tierra del Fuego que tiene una población cuatro veces menor, también recibió más. La disociación de un sistema que tiene que cambiar drásticamente.

El reparto de las conocidas y llamadas técnicamente “transferencias no automáticas” representa la desigualdad más exponencial que hay que en Argentina con respecto a las provincias.

Son popularmente conocidas como “transferencias discrecionales”, justamente porque no cuenta con un mecanismo y una metodología definida de reparto de fondos a las provincias.

Estos fondos son la antítesis de la Coparticipación Federal de Impuestos, que sí cuenta con criterios bien marcados a la hora de la distribución de partidas.

Abriendo un breve paréntesis, Chubut también es severamente perjudicada en el reparto de la Coparticipación, siendo la anteúltima provincia del país que más fondos recibe, igualando con Santa Cruz y ubicándose solo por delante de Tierra del Fuego.

Por eso, sobrevuela el mito de que las transferencias discrecionales podrían ser utilizadas para sembrar “un poco de justicia” con las provincias más perjudicadas. Pero lejos se terminar con las asimetrías, las profundiza.

Este sistema se ha convertido desde hace décadas en una caja política vinculada a los “amiguismos” y a los “favores”, alejándose del concepto de “meritocracia”.

Durante 2023, Chubut fue la provincia – por lejos – más olvidada, castigada y relegada en el reparto de fondos discrecionales de Nación a las 24 jurisdicciones.

Recibió en los 12 meses del año pasado apenas $ 16.628 millones, a razón de $ 1.385 millones por mes.

Es difícil de comprender por qué Chubut quedó en el último lugar entre las provincias que menos fondos embolsó por transferencias discrecionales, si el modus operandi de esta caja toma como norte los “amiguismos políticos” y la “conveniencia”.

Estamos lejos de defender desde esta publicación esta noción de distribución basada en “afinidad política”, sin embargo, al ser parte medular de cómo se reparten estos fondos, creemos necesario analizar esta metodología.

NO ES POR AMIGUISMO

El año pasado, al frente del Gobierno del Chubut estaba Mariano Arcioni, un dirigente peronista con fuertes vínculos con quién era ministro de Economía de la Nación, Sergio Massa.

Pero eran más que fuertes vínculos: Massa y Arcioni son amigos, compartieron parte de la adolescencia que estuvo unida desde el ámbito académico: Estudiaron juntos y desde ahí nació el fuerte lazo entre ambos y, la política, los volvió a cruzar.

A pesar de esto, Chubut fue la provincia que menos fondos recibió por transferencias no automáticas en 2023.

Debido a esto, es necesario analizar el otro mecanismo por el que Chubut podría haber cambiado su suerte en el reparto de fondos discrecionales.   

TAMPOCO ES POR MÉRITO

El otro escenario es el del mérito. Premiar a las jurisdicciones que menos necesitan de la “teta” del estado para cubrir sueldos, gastos corrientes o, bien, aquellas provincias que mayor volumen de divisas aportan a Nación en un contexto delicado de “sequía” de las reservas del Banco Central.

Hablar de meritocracia terminó dividiendo las aguas el año pasado. Aparecieron las dos bibliotecas: Las que defendían el mérito de haber progresado frente al aluvión de dificultades que presenta el país; y aquellos que consideraban que el Estado debía estar más presente con los más desprotegidos y con los de menores posibilidades. El debate es muy finito.

Chubut es una de las provincias del país con menor dependencia del Estado Nacional producto del extenso entramado productivo que posee.

En 2023 fue la quinta jurisdicción del país que mayor volumen de dólares aportó a Nación, solo detrás de provincia de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Neuquén.

El complejo exportador de Chubut es de los más sofisticados de Argentina, incluso más que Santa Fe, Córdoba y Neuquén, que su capacidad está casi en forma exclusiva orientada al modelo agropecuario e hidrocarburífero, dependiendo de la provincia que se trate.

El motor productivo de Chubut tiene una expansión y una flexibilidad sin precedentes en Argentina: Desde el petróleo, el aluminio y el langostino, pasando por la lana, la carne y la vitivinicultura y llegando a conquistar los mercados con la cereza.

Con apenas un poco más de 600.000 habitantes, Chubut moviliza todas estas cadenas productivas. Y hasta 2022, era la cuarta provincia exportadora del país, destronada por el boom y las bondades de Vaca Muerta, que la llevó al quinto lugar.

Pero también tiene otros complejos que no se exportan, pero que poseen una vital importancia: El turismo y la generación de energía eólica que ubica a Chubut como líder a nivel nacional.

Pero vuelve a ocurrir lo mismo: Tampoco es compensada por el mérito. En un sistema que no tiene criterios de reparto, Chubut no es tenida en cuenta ni desde el mérito y lo que aporta, y tampoco de la afinidad política.

No es compensada desde lo cuantitativo ni siquiera por lo “cualitativo”.

MILEI Y EL FIN DE LA DISCRECIONALIDAD

Quizás para Chubut la decisión del presidente de la Nación, Javier Milei, de podar las transferencias discrecionales sea un “acto de justicia”.

Lo recibido en 2023 que apenas superó los 16.000 millones de pesos no mueve la aguja. Para tener noción de cuánto representa, es el 50% de la masa salarial que abona mensualmente la Provincia.

“Vamos a reducir al mínimo las transferencias discrecionales del Estado Nacional a las provincias, recursos que lamentablemente en nuestra historia reciente se han usado como moneda de cambio para intercambiar favores políticos para ser política”, anunció el ministro de Economía, Luis Caputo, semanas atrás.

Al ser las más perjudicada, para el gobierno de Ignacio Torres podría representar un acto de justicia este “tijeretazo” al reparto de fondos discrecionales.

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